domingo, 9 de octubre de 2011

Club de Lectura (1x09)

Estamos otra vez para darte la cuota diaria de PLL, esta ve les traemos el capítulo 9.
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Capítulo 9: No la típica conversación estudiante–profesor

Miércoles por la mañana, el padre de Aria, Byron, se frotó el espeso pelo negro y la mano señaló por la ventana del Subaru que estaba haciendo una mano a la izquierda. Las señales de alto habían dejado de funcionar ayer por la noche, así que él estaba conduciendo a Aria y Mike a su segundo día de la escuela y a tomar el coche del taller.

—¿Están felices de estar de vuelta en Estados Unidos? —Byron preguntó. Mike, quien se sentó junto a Aria en el asiento trasero, sonrió.

—¡América es genial! —Volvió a golpear frenéticamente pequeños botones de su PSP*. Hizo un ruido y Mike agitó un puño en el aire.
El padre de Aria sonrió y condujo a través de la de un solo carril del puente de piedra, saludando a una vecina a su paso.
—Bueno, bueno. Ahora, ¿por qué es genial?

—América es genial porque tiene lacrosse, —dijo Mike, sin dejar de mirar a su PSP.

—Y las chicas más calientes. Y un Hooters* en Rey de Prussia.

Aria se echó a reír. Como si Mike hubiera estado dentro de Hooters. A menos que… ¿OH Dios, él había...?

Ella se estremeció en su Nelly* verde alpaca, se encogió de hombro y miró por la ventana a la espesa niebla. Una mujer que llevaba una larga, chaqueta con capucha de color rojo estadio que decía: SOBRE EL EJE DE UNA MAMÁ FUTBOLERA, que trataba de detener a su pastor alemán que estaba persiguiendo a una ardilla cruzando la calle. En la esquina, dos rubias con cochecitos para bebes de alta tecnología se fueron juntas a lo lejos.
No había una palabra para describir la clase de Inglés de ayer: brutal. Después Ezra espetó: «Miérda», toda la clase se volvió y la miró fijamente. Hanna Marin, que estaba sentada frente a ella, le susurró en voz no tan tranquila, '¿Te acostaste con el maestro?' Aria consideró, por un segundo y medio, que quizá Hanna le había escrito el mensaje de texto de Ezra - Hanna era una de las pocas personas que sabían de Pigtunia.
Pero ¿por qué Hanna lo cuidaría? Ezra – er, el Sr. Fitz – había disipado la risa con rapidez, y ella recordó la más frívola excusa para insultar en clase.

Ella dijo, y citó Aria en su cabeza: —Yo tenía miedo de una abeja había volado en mis pantalones, y pensé que la abeja me iba a picar y así me puse a gritar de terror. — Ezra entonces empezó a hablar de cinco temas apartados y el programa de estudio, Aria no podía concentrarse.

Fue la abeja que había volado en sus pantalones. Ella no podía dejar de mirar sus ojos y su boca de lobo de color rosa suntuoso. Cuando él miraba en su dirección con el rabillo del ojo, su corazón daba dos vueltas y media libres y luego aterrizaba en su estómago.
Ezra era el muchacho para ella, y ella era la chica para él ella sólo lo sabía. ¿Y qué si el era su profesor? Tenía que haber una manera de hacer que funcione. Su padre se había detenido en la entrada de piedra-bloqueada de Rosewood. A lo lejos, Aria había notado un escarabajo Volkswagen* vintage pintado de color
azul polvo estacionado en el lugar del profesor. Sabía que era el vehículo en Snookers – era de Ezra.
Ella miró su reloj.

Quince minutos hasta el aula. Mike salió disparado del coche. Aria abrió la puerta, pero su padre le tocó el
antebrazo.
—Espera un segundo, —dijo.

—Pero tengo que… —Miró con nostalgia al auto de Ezra.

—Sólo por un minuto. —Su padre bajo el volumen de la radio

Aria se dejó caer en su asiento.

—Parecías un poco… —Él tiró la muñeca de su chaqueta hacia atrás y adelante con incertidumbre. —¿Estás bien?

Aria se encogió de hombros. —¿Sobre qué?

Su padre suspiró. —Bueno… No se. Y no hemos hablado.... tu sabes… en un tiempo.

Aria jugueteaba con la cremallera de su chaqueta. —¿De qué hay que hablar?

Byron metió un cigarrillo que había rodado antes en la izquierda dentro de su boca. —No puedo imaginar lo difícil que ha sido guardar silencio. Pero te amo. Lo sabes, ¿verdad?

Aria miró hacia el estacionamiento de nuevo. —Si, lo sé, —dijo.— Me tengo que ir. Nos vemos a las tres.

Antes de que pudiera responder, Aria salió disparada del auto, la sangre en sus oídos.
¿Cómo se suponía que tenía que ser la islandesa Aria, que dejó su pasado atrás, si uno de sus peores recuerdos de Rosewood se mantuvo saliendo a la superficie?

Ya había ocurrido en mayo de séptimo grado. El Día de Rosewood había despedido a los primeros estudiantes de conferencias con los maestros, por lo que Aria y Ali se dirigieron a Sparrow, el campus de la tienda de música Hollis, para buscar nuevos CDs. A medida que caminaban a través de un callejón, Aria notó
que su padre estaba en el destartalado café familiar en un Honda Civic – espacio ahora en un estacionamiento vacío. Como Aria y Ali caminaron hacia el coche para dejar una nota, se dieron cuenta de que había alguien en su interior en realidad, dos personas: el padre de Aria, Byron, y una muchacha, de unos veinte años, besando su cuello.
Fue entonces cuando Byron miro hacia arriba y vio a Aria, ella echó a correr lejos antes de ver más y antes de que pudiera detenerla, Ali había seguido a Aria todo el camino de regreso a su casa, pero no trató de detenerla cuando Aria dijo que quería estar sola.

Más tarde esa noche, Byron se acercó a la habitación de Aria a tratar de explicarle. No era lo que parecía, dijo. Pero Aria no era estúpida.
Todos los años su padre invitó a sus estudiantes a su casa para conseguir-para saber- que cócteles y Aria había visto a esa chica de pie a través de su puerta. Su nombre era Meredith, Aria lo recordaba, porque Meredith había llegado borracha y había escrito su nombre en el refrigerador con imanes de letras de plástico. Cuando Meredith se estaba yendo, en lugar de estrechar la mano de su padre como los otros chicos habían echo, le dio un beso en la mejilla.

Byron pidió Aria no se lo dijera a su mamá. Él le prometió que nunca volvería a ocurrir. Ella decidió creerle, y ella guardó el secreto. Él nunca había dicho que sí, pero Aria creía que Meredith fue la razón de porque su papá tomó su año sabático, cuando él lo hizo. .
Prometiste que no lo pensarías, Aria pensó mirando por encima del hombro. La mirada de su padre se dirigía fuera del estacionamiento de Rosewood. Aria entró en el estrecho pasillo del ala de la facultad.

La oficina de Ezra estaba en el final del pasillo, junto a un pequeño y acogedor asiento de ventana. Se detuvo en la puerta y lo vio como él escribía algo en su ordenador.
Por último, llamó. Los ojos azules de Ezra se ampliaron cuando la vio. Miró hacia abajo adorablemente a su camisa blanca con botones, el saco azul de Rosewood, hilos verdes y destartalados mocasines negros. Las esquinas de su boca se acurrucaron en la más pequeña y tímida sonrisa.
—Hey —él dijo.

Aria se cernía en el umbral. —¿Puedo hablar contigo? —Aria preguntó. Su voz chirrió un poco.

Ezra vaciló, empujando un mechón de pelo lejos de los ojos. Aria notó un curita envuelta alrededor de su dedo meñique izquierdo

—Claro —dijo en voz baja. —Pasa.
Entró en su despacho y cerró la puerta. Estaba vacío, a excepción de un pesado escritorio de madera ancho, dos sillas plegables, y una computadora. Se sentó en la silla plegable vacía.
—Así que, um, —Aria, dijo. —Hey.

—Hey otra vez, —respondió Ezra, sonriendo. Bajó los ojos y tomó un sorbo de su taza de café Rosewood.
—Escucha —él empezó a decir.

—Acerca de ayer —dijo Aria, al mismo tiempo. Los dos rieron.

—Las damas primero. —Ezra sonrió.

Aria se rascó la nuca, donde había elaborado su recto cabello negro en una coleta.

—Yo, um, quería hablar acerca… de nosotros.

Ezra asintió, pero no dijo nada.

Aria se movió en su silla. —Bueno, supongo que es chocante que yo soy… um… tu alumna, después, ya sabes… Snookers. Pero si no te importa, yo no.

Ezra hizo presión con las manos alrededor de su taza. Aria escucho el reloj emitido por el muro de la escuela, el reloj marcando los segundos.

—Yo… no creo que sea una buena idea —dijo en voz baja. —Tú dijiste que eras mayor.

Aria rió, sin saber qué tan grave era. —Nunca te dije cuantos años tenia— Ella bajó los ojos. —Sólo lo asumiste.

—Sí, pero no dijiste que estabas en secundaria—, respondió Ezra.

—Todo el mundo miente sobre su edad— dijo Aria en voz baja.

Ezra pasó la mano por su pelo. —Pero… eres… —Él la miró a los ojos y suspiró. — Mira yo… creo que eres increíble, Aria. Lo hago. Te conocí en un bar y me gustó… wow, ¿qué es esto? Eres tan diferente a cualquier otra chica que he conocido.

Aria miró hacia abajo, sintiendo tanto placer y un poco mareada. Ezra se inclinó sobre la mesa y tocó la mano de ella – estaba caliente, seca y suave – pero enseguida se apartó.

—Pero esto no pretende ser, ¿sabes? Porque, bueno, tú eres mi alumna. Podría conseguir en un montón de problemas. Tú no quieres meterme en problemas, ¿verdad?

—Nadie tiene que saber, —dijo Aria débilmente, a pesar de que, no podía dejar de pensar en ese texto extraño del día de ayer, y que tal vez alguien ya lo sabía.

Ezra se tomó su tiempo para responder. A Aria le parecía que él estaba tratando de decidirse. Ella lo miró esperanzada.

—Lo siento, Aria —dijo finalmente entre dientes. —Pero creo que debes irte...

Aria se puso de pie, sintiendo sus mejillas arder. —Por supuesto. —Aria envolvió las manos en la parte superior de la silla. Se sentía como si brasas saltaran a su alrededor por dentro.

—Nos vemos en clase, —dijo Ezra en voz baja.

Ella cerró la puerta con cuidado. En el salón, los profesores hablaban alrededor de ella, corriendo hacia sus salones de clases. Ella decidió llegar a su casillero cortando a través de los baños... ella necesitaba un poco de aire fresco.

En el exterior, Aria escuchó familiarizada con la risa de una niña. Ella se congeló por un segundo. ¿Cuando iba a dejar de pensar que oía a Alison en todas partes?

No caminó entre los baños, sino a través de la hierba. La niebla de la mañana era tan densa que Aria apenas podía ver sus piernas por debajo de ella. Sus huellas se desvanecían en la hierba blanda mientras más rápido
caminaba.

Bien. Esto parecía el momento oportuno para desaparecer por completo.


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Nota de la traductora
*Play Station Portable
*Restaurante para mayores
*Marca de ropa
*Marca de automóvil

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