martes, 14 de mayo de 2013

Club de Lectura (3x3)

Te dejamos el capítulo 3 del libro Perfect.
Si te perdiste el capítulo anterior, lo podés leer aquí.
Para comenzar con la lectura, hacé clic en Más Información.




Capítulo 3: No existe algo como la mala publicidad.

Durante su tiempo libre la tarde del lunes, Hanna Marin y su mejor amiga, Mona Vanderwaal, estaban sentadas en la esquina de Steam, un café de Rosewood Day, haciendo lo que mejor sabían: rasgar a las personas que no eran tan fabulosas como ellas.
Mona pinchó a Hanna, con un extremo de su biscotti bañado en chocolate. Para Mona, la comida era más como un apoyo, menos como algo que comer.
—Jennifer Feldman tiene unos troncos, ¿verdad?
—Pobre chica. —Hanna hizo un mohín. “Troncos” era la abreviatura de Mona para las piernas como troncos de árbol: sólidas y sin forma desde los muslos a las pantorrillas, que no se adelgazaban gradualmente desde las rodillas hasta los tobillos.
—¡Y sus pies parecen tripas mullidas en esos tacones! —Mona graznó. Hanna rió, viendo como Jennifer, que estaba en el equipo de buceo, colgó un cartel en la pared del fondo que decía, ¡ENCUENTRO DE NADO MAÑANA! ¡EL EQUIPO DE ROSEWOOD DAY vs. LA ACADEMIA DRURY EELS! Sus tobillos eranespantosamente gruesos.
—Eso es lo que las niñas con los tobillos gordos obtienen cuando tratan de usar Louboutins —Hanna suspiró. Ella y Mona tenían los tobillos delgados para quienes
Christian Louboutin había hecho sus zapatos, obviamente. Mona tomó un sorbo grande de su americano y sacó su diario de su cartera Gucci de color berenjena. Hanna asintió con la cabeza. Ellas tenían otras cosas que hacer además de criticar a la gente hoy, como planear no una, sino dos fiestas: La primera para una de las dos, y la segunda para el resto de la élite de Rosewood Day.
—Lo primero es lo primero —Mona niveló su pluma—. El Frennaniversario ¿Qué tenemos que hacer esta noche? ¿Compras? ¿Masajes? ¿Cena?
—Todo eso —respondió Hanna—. Y definitivamente tenemos que ir a Otter. —Otter era una nueva boutique de alta gama en el centro comercial.
—Estoy amando a Otter —concordó Mona.
—¿Dónde debemos cenar? —preguntó Hanna.
—Rive Gauche, por supuesto —dijo Mona en voz alta, hablando por encima del molinillo de café gimiendo.
—Tienes razón. Definitivamente, nos darán vino.
—¿Debemos invitar a los muchachos? —Los Ojos azules de mona brillaban.
—Eric Kahn se la pasa llamándome. ¿Tal vez Noel pueda venir por ti?
Hanna frunció el ceño. A pesar de ser lindo, muy rico y parte del clan über sexy de los hermanos Kahn, Noel no era su tipo. 
—Muchachos no —decidió.
—A pesar de que es muy bueno lo de Eric.
—Esto va a ser un Frenniversario fabuloso. —Mona sonrió de manera tan amplia que mostraba sus hoyuelos.
—¿Puedes creer que esta es nuestra tercera?
Hanna sonrió. Su Frenniversario marcaba el día en que Hanna y Mona habían hablado por teléfono durante tres horas y media, el indicador obvio que eran mejores amigas. A pesar de que se habían conocido desde el preescolar, nunca habían hablado antes de ser echadas por las porristas realmente unas semanas antes de la primera del octavo grado. Para entonces, Ali había estado desaparecida durante dos meses y las viejas amigas de Hanna se habían vuelto muy distantes, por lo que había decidido dar una oportunidad a Mona. Pero valió la pena, Mona era divertida, sarcástica, y, a pesar de lo suyo con las mochilas de los animales y las patinetas, devoraba en secreto Vogue y Teen Vogue vorazmente como Hanna lo hacía. En pocas semanas, habían decidido ser las mejores amigas y transformarse a sí mismas en las chicas más populares en la escuela. Y mira: Ahora lo tenían.
—Ahora para los planes más grandes —dijo Mona, volteando otra página de su cuaderno—. Los súper dulces diecisiete —ella cantó la canción de los MTV para el Show Super Sweet Sixteen.
—Esto va a rockear —brotó Hanna. El cumpleaños de Mona era este sábado, y tenía casi todos los detalles de la fiesta en su lugar. Ella iba a tenerla en el Planetario de Hollis, donde había telescopios en todas las habitaciones, incluso en los baños.
Había reservado un DJ, y un trapecio de la escuela para que los huéspedes pudieran lanzarse sobre la pista de baile, así como un camarógrafo, quien filmaría la fiesta y a la vez la pasaría en una pantalla gigante. Mona había instruido cuidadosamente a los de servicio que los invitados debían usar un atuendo formal. Si alguien se presentaba en jeans o con pantalones Juicy, la seguridad los haría salir no-tan-educadamente.
—Así que estaba pensando —dijo Mona, rellenando con una servilleta la taza vacía de café—. Es un poco de última hora, pero yo voy a tener un cortejo.
—¿Un cortejo? —Hanna levantó una ceja perfectamente depilada.
—Es una excusa para conseguir ese fabuloso vestido de Zac Posen que tanto mirabas en Saks, la prueba es mañana. Y vamos a usar tiaras y los chicos se inclinaran ante nosotras.
Hanna sofocó una risilla. 
—No vamos a hacer un número de baile de apertura, ¿verdad?
Ella y Mona fueron a la fiesta de Julia Rubenstein el año pasado, y Julia les había hecho hacer una rutina de baile con un grupo de modelos masculinos. La pareja de baile de Hanna olía a ajo y le preguntó de inmediato si quería reunirse con él en el guardarropa. Había pasado el resto de la fiesta huyendo de él.
Mona se burló, partiendo sus biscotti en pedazos más pequeños. 
—¿Haría algo tan patético como eso?
—Por supuesto que no —Hanna apoyó el mentón en sus manos—. Así que soy la única niña del cortejo, ¿no?
Mona puso los ojos. 
—Obviamente.
Hanna se encogió de hombros. 
—Quiero decir, yo no sé a quién más podrías escoger.
—Sólo necesitamos conseguir una cita. —Mona colocó el pedazo más pequeño de galleta en su boca.
—No quiero tener a nadie de Rosewood Day —dijo Hanna rápidamente.
—Tal vez voy a decirle a alguien de Hollis. Y voy a tener más de una cita. —Sus ojos se iluminaron—. Podría haber un montón de chicos llevándome alrededor toda la noche, como Cleopatra.
Mona le choco las cinco. 
—Ahora estás hablando. —Hanna masticó el extremo de su pajita—. Me pregunto si Sean ira.
—No sé —Mona arqueó una ceja—. Lo superaste, ¿verdad?
—Por supuesto. —Hanna empujó su cabello castaño por encima del hombro.
La amargura todavía titilaba dentro de ella cada vez que pensaba acerca de cómo Sean la había cambiado por una demasiado alta, soy una-estudiante-de-Inglés-besa-culos-ysoy- malditamente-caliente-porque-yo-vivi-en-Europa Aria Montgomery, pero lo que sea. La pérdida era de Sean. Ahora que los chicos sabían que estaba disponible, La bandeja de entrada del BlackBerry de Hanna estaba sonando con las posibles citas cada pocos minutos.
—Bien —dijo Mona—. Porque eres demasiado caliente para él, han.
—Yo sé —bromeó Hanna, y se tocaron las palmas ligeramente en otra chocada de cinco. Hanna se echó hacia atrás, sintiendo un cálido, tranquilizador ruido del bienestar. Era difícil de creer que las cosas habían estado inestables entre ella y Mona
Hace un mes. Imagínate, Mona pensaba que Hanna quería ser amiga de Aria, Emily, y Spencer y ¡no de ella!
Bueno, Hanna había estado escondiendo cosas a Mona, a pesar de que había confesado la mayor parte: su purgas ocasionales, el problema con su padre, sus dos detenciones, el hecho de que se había desnudado para Sean en la fiesta de Noel Kahn y él la rechazó. Había minimizado todo, preocupada porque Mona la rechazara por sus secretos tan horribles, pero Mona se había tomado todo con calma. Ella dijo que cada diva se metía en problemas de vez en cuando, y Hanna decidió que solo había reaccionado exageradamente. ¿Y qué si no estaba con Sean más? ¿Y qué si ella no había hablado con su padre desde el Foxy? ¿Y qué si ella seguía siendo voluntaria en la clínica de quemados del Sr. Ackard como pago por destrozar su coche? ¿Y qué si sus dos peores enemigos, Naomi Zeigler y Wolfe Riley, sabían que tenía un problema de atracones y habían extendido rumores sobre ella alrededor de la escuela? Ella y Mona todavía estaban unidas, y A había parado de acecharla.
Los chicos comenzaron a filtrarse en la barra del café, lo que significó que el período libre estaba por terminar. Cuando Hanna y Mona se contonearon a través de la salida, Hanna se dio cuenta de que Naomi y Riley se acercaban, Habían estado escondidas detrás de la gigantesca máquina de Frappuccinos. Hanna apretó los dientes y trató de mantener la cabeza en alto.
—Baaaarf —Naomi susurró al oído de Hanna a su paso.
—Yaaaaak —Riley se burló detrás de ella.
—No le hagas caso a ellas, han —dijo Mona en voz alta—. Sólo están molestas porque tu puedes encajar en los ricos pantalones vaqueros delgados de Otter y ellas no pueden.
—Está bien —dijo Hanna despreocupadamente, con la nariz en el aire—. Eso es, y por lo menos no tengo pezones invertidos.
Naomi frunció la boca y se tensó. 
—Eso fue por el sostén que llevaba puesto —dijo a través de los dientes apretados. Hanna había visto los pezones invertidos de Naomi cuando se estaban cambiando en el gimnasio la semana anterior. Tal vez era sólo que el sujetador le quedaba raro, pero hey, todo se vale en el amor y la guerra de ser populares.
Hanna miró por encima del hombro y le disparó a Naomi y a Riley una mirada altiva y condescendiente. Se sentía como la reina desairando a dos mozas sucias. Y a Hanna le dio la satisfacción de ver que Mona estaba dándoles la misma fantástica mirada, exacta. Eso era por lo que eran mejores amigas, después de todo.



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