martes, 16 de julio de 2013

Club de Lectura (3x12)

Te dejamos un nuevo capítulo del libro Perfect, el capítulo 12.
Si te olvidaste de leer el anterior, lo podés leer acá.
Para comenzar a leer, hacé clic en Más Información.




Capítulo 12: Ah, La Vida Del Cortejo.

El martes por la tarde, Hanna caminó sin rumbo por la explanada principal del centro comercial King James, confundida sobre su BlackBerry. Le había mandado un mensaje a Mona preguntándole ¿Todavía nos vamos a encontrar para mi prueba de vestido? Pero no había recibido una respuesta.
Mona probablemente seguía molesta con ella por la cosa del Frenniversario, pero lo que sea. Hanna había intentado explicarle porque sus viejas amigas habían estado en su casa, pero Mona la había interrumpido antes de que siquiera pudiera comenzar, diciendo con su voz más fría, “Te vi a ti y a tus mejores amigas en las noticias, felicidades por tu gran debut en TV”. Luego colgó. Así que seguro que estaba enfadada, pero Hanna sabía que Mona no podía permanecer enfadada por mucho tiempo. Si lo hiciera, ¿quién podría ser su BFF?
Hanna pasó el Rive Gauche, el bar-restaurant del centro comercial donde se suponía que iban a tener su fiesta de Frenniversario ayer. Era una copia del Balthazar de Nueva York, el que era una copia de muchísimos cafés en París. Vislumbró a un grupo de chicas en la banqueta favorita de Hanna y Mona. Una de las chicas era Naomi. La siguiente era Riley. Y la chica al lado de ella era… Mona.
Hanna hizo un doble enfoque. ¿Qué estaba haciendo Mona con… ellas?
Incluso aunque las luces en el Rive Gauche eran débiles y románticas, Mona estaba usando sus gafas teñidas de rosa estilo aviador. Naomi Riley, Kelly Hamilton y Nicole Hudson —las perras maliciosas de segundo— rodeándola, había un gran plato de papas fritas sin comer situado en medio de la mesa. Mona parecía estar contándoles una historia, moviendo sus manos alrededor animadamente y ampliando sus grandes ojos azules. Llegó a la parte más importante de la historia, y las otras silbaron.
Hanna cuadró sus hombros. Anduvo a zancadas por la antigua puerta marrón del café.
Naomi fue la primera en notarla. Le dio un codazo a Kelly, y ellas susurraron juntas.
—¿Qué están haciendo aquí chicas? —demandó, parándose por encima de Riley y Naomi. Mona se inclinó hacia adelante sobre sus codos, —Bueno, ¿no es esta una sorpresa? No sé si sigues queriendo estar en el cortejo, dado que estás tan ocupada con tus viejas amigas. —Se acomodó su cabello por sobre sus hombros y tomó un sorbo de su Cocacola dietética.
Hanna puso los ojos en blanco y se sentó al final de la banqueta de un rojo oscuro.
—Desde luego que todavía quiero estar en tu cortejo, puta del drama.
Mona le dio una suave sonrisa. 
—Está bien, gordita.
—Perra —soltó Hanna de vuelta.
—Zorra —dijo Mona. Hanna soltó una risita tonta… y entonces lo hicieron Naomi, Riley, y las otras. A veces ella y Mona se metían en peleas simuladas como esta, a pesar de que normalmente no tenían una audiencia.
Mona retorció un mechón de pálido cabello rubio alrededor de su dedo. 
—De todos modos, decidí que mientras más mejor. Los cortejos pequeños son aburridos. Quiero que esta fiesta se pase de la raya.
—Estamos tan entusiasmadas —dijo efusivamente Naomi—. No puedo esperar para probarme el vestido Zac Posen que Mona eligió para nosotras.
Hanna les dio una tensa sonrisa. Esto realmente no tenía ningún sentido. Todos en Rosewood sabían que Riley y Naomi había estado hablando de Hanna a sus espaldas. Y ¿no fue solo el año pasado que Mona había prometido que odiaría a muerte por siempre a Naomi después de que Naomi chismoseara que Mona había conseguido injertos de piel? Hanna había sido la falsa-amiga de Naomi por eso, había fingido que ella y Mona habían peleado, ganando la confianza de Naomi, luego robó una lamentable carta de amor que Naomi le había escrito a Mason Byers de su computadora. Hanna había publicado la carta anónimamente en la red interna de Rosewood Day al día siguiente, todos se rieron, y todo estuvo bien otra vez.
Todo de una vez, Hanna tuvo una epifanía. ¡Por supuesto! ¡Mona estaba siendo una falsa-amiga! Eso tiene sentido completamente. Se sentía un poco mejor, comprendiendo que estaba pasando, pero todavía quería una confirmación. Observó a Mona.
—Hey, Mon, ¿Puedo hablar contigo por un segundo? ¿A solas?
—No puedo ahora mismo, Han. —Mona miró su reloj Movado—. Estamos atrasadas para nuestra prueba. Vamos.
Con eso, Mona salió del restaurant, sus tacones de tres pulgadas chasqueando contra el brillante suelo de nogal.
Las otras la siguieron. Hanna se estiró para agarrar su enorme bolso Gucci, pero el cierre estaba abierto y todo el contenido se desparramó bajo la mesa. Todo su maquillaje, su billetera, sus vitaminas, el Hidrozycut que había robado hace años de GNC pero estaba un poco demasiado asustada de tomar… todo. Hanna gateó para recogerlo todo, sus ojos sobre Mona y las otras mientras ellas se alejaban. Se arrodilló, tratando febrilmente de meter todo en su bolso lo más rápido posible.
—¿Hanna Marin?
Hanna saltó. Al lado de ella estaba un familiar mesero alto con el cabello desordenado.
—Es Lucas —él le recordó, jugueteando con el puño de la camisa de su uniforme blanco abotonado hasta abajo del Rive Gauche—. Probablemente no me reconozcas porque me veo tan Francés con este traje.
—Oh —dijo Hanna con cansancio—. Hey. —Había conocido a Lucas Beattie por siempre. En séptimo grado, él había sido popular, y extrañamente, por un segundo, a él le había gustado Hanna. Palabras habían viajado alrededor de que Lucas le iba a enviar a Hanna una caja roja de dulces con forma de corazón en el Día del Dulce de la escuela. Un chico enviándote una caja de dulces con forma de corazón quería decir amor, así que Hanna se había emocionado realmente.
Pero entonces, unos días antes del Día del Dulce, algo había cambiado. Lucas se convirtió repentinamente en un idiota. Sus amigos comenzaron a ignorarlo, las chicas empezaron a reírse de él, y giraba un desenfrenado rumor de que era hermafrodita.
Hanna no podía creer su suerte, pero secretamente se preguntaba si había pasado de popular a perdedor todo porque él había decidido que ella le gustaba. Incluso si era una amiga de Ali D, todavía era una gorda, torpe y estúpida perdedora. Cuando él le envió el dulce, Hanna lo escondió dentro de su casillero y no se lo agradeció.
—¿Qué pasa? —preguntó suavemente Hanna. Lucas había permanecido más o menos como un perdedor.
—No mucho —respondió Lucas con entusiasmo—. ¿Qué pasa contigo?
Hanna puso los ojos en blanco. No había querido empezar una conversación. 
—Me tengo que ir —dijo, mirando hacia el patio—. Mis amigas me están esperando.
—De hecho… —Lucas la siguió hacia la salida—. Tus amigas olvidaron pagar la cuenta. —Sacó rápidamente una libreta de piel—. A menos, um, que pagues la cuenta esta vez.
—Oh. —Hanna se aclaró su garganta. Lindo de Mona por mencionarlo—. No hay problema.
Lucas deslizó su AmEx y le entregó la cuenta para que la firmara, y Hanna salió del Rive Gauche sin darle propina, o despedirse de Lucas. Por más que pensaba sobre eso, estaba entusiasmada de que Naomi y Riley fueran parte del cortejo de Mona. En Rosewood, las chicas del cortejo de la fiesta competían por quién podía conseguirle a la cumpleañera el regalo más glamoroso. Un pase por el día al Spa Blue Springs o una tarjeta de regalo de Prada sin límite, cualquier cosa, el regalo ganador tenía que ser totalmente lo máximo. La mejor amiga de Julia Rubenstein había contratado a unos strippers para que hicieran un show después de la fiesta para unos pocos selectos, y ellos habían sido strippers calientes, no cabezas de músculos.
Y Sarah Davies había convencido a su papá que contratara a Beyonce para que le cantara “Feliz cumpleaños” a la cumpleañera.
Agradecidamente, Naomi y Riley eran tan creativas como el panda recién nacido del zoológico de Filadelfia. Hanna podría ganarles en su peor día.
Escuchó a su BlackBerry zumbando en su bolso y lo sacó. Había dos mensajes en su buzón. El primero de Mona, había llegado hace seis minutos.
¿Dónde estás, perra? Si llegas más tarde, el sastre se va a enfadar. –Mon.
Pero el segundo mensaje, que había llegado dos minutos más tarde, era de un número bloqueado. Ese solo podía ser una persona.

Querida Hanna, podremos no ser amigas, pero tenemos los mismos enemigos. Así que aquí hay dos pistas: Una de tus viejas amigas está ocultándote algo. Algo grande. ¿Y Mona? Ella no es tu amiga, tampoco. Así que cuídate las espaldas. 
A

2 comentarios:

  1. por favor me pidrian decir si tienen ls traduccion del alisons pretty dorty secrets porfavor es que lei im fragmento y medo con mas ganas no imports si esta en ingles grasias

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    1. Todos los libros que están disponibles los podés chequear acá http://www.prettylittleliars.com.ar/p/los-libros.html

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