Estamos otra vez para darte la cuota diaria de PLL, esta vez les traemos el capítulo 27 y 28.
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Aria despertó con el timbre de su puerta. Excepto que no era el familiar
Capítulo 28: Brad y Angelina realmente se conocieron enla Estación de Policía de Rosewood.
Señoras, descúbranlo por ustedes mismas!
La Sra. Marín enlazó sus cuidadas manos juntas.
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Capítulo 27: ¡No te preocupes por mi, ya estoy muerta!
Aria despertó con el timbre de su puerta. Excepto que no era el familiar
timbre de su puerta, era “American Idiot” de Green Day. Huh, ¿cuándo
sus padres lo habían cambiado?
Tiró hacia atrás su edredón, se deslizó en las flores azules, se calzó sus suecos forrados de piel que había comprado en Amsterdam, y bajó por la escalera de caracol para ver quién era.
Cuando abrió la puerta, se quedo sin aliento. Era Alison. Ella era más alta y su
cabello rubio había sido cortado en largas capas lacias. Su rostro parecía más
glamoroso y angular que como había sido en séptimo grado.
—¡Taa-Daa! —Ali sonrió y extendió sus brazos—. ¡Estoy de vuelta!
—Santo... —Aria estaba ahogada en sus palabras, parpadeando furiosamente un par de veces—. ¿Do…Dónde has estado?
Ali rodó sus ojos.
—Mis estúpidos padres —dijo—. ¿Recuerdas a mi tía Camille, la realmente genial, que nació en Francia y se casó con mi tío Jeff, cuando estábamos en séptimo? Fui a visitarla a Miami este verano. Entonces, me gustó tanto que sólo me quede allí. Les conté a mis padres acerca de esto, pero creo que se olvidaron de decirle a todos los demás.
Aria se froto los ojos.
—Así que, espera... ¿Tú has estado en Miami? ¿Estás bien?
Ali giró un poco.
—Yo estoy más que bien, ¿no? Oye, ¿te gustaron mis mensajes?
La sonrisa de Aria se desvaneció.
—Um... No, realmente.
Ali la miro herida.
—¿Por qué no? Ese acerca de tu madre fue muy divertido.
Aria la miro fijamente.
—Dios que bueno que eres sensible. —Ali entrecerró los ojos—. ¿Vas a hacerme volar de nuevo?
—Espera, ¿qué? —Aria balbuceó.
Alison le dio a Aria una larga mirada, y una negra sustancia gelatinosa comenzó a gotear de su nariz.
—Les dije a los demás, ya sabes. Acerca de tu padre. Yo les dije todo.
—Tu… nariz. —Señaló Aria. De repente empezó a salir fuera de los ojos de Ali.
Como si estuviera llorando petróleo, empezó a gotear de sus uñas también.
—Oh, sólo me estoy pudriendo —Ali sonrió.
Aria se irguió en su cama, el sudor empapó la parte posterior de su cuello, el sol entraba a través de su ventana y ella escuchó “American Idiot” en el estero de su hermano, al lado. Revisó sus manos para ver si había rastro de aquello negro, pero estaban absolutamente limpias.
WOW
—Buenos días, cielo.
Aria se tambaleó por la escalera de caracol al ver a su padre, vestido solamente con delgados bóxer y una camiseta sin mangas, leyendo el “Philadelphia Inquirer”.
—Hey —murmuró bajo, arrastrándose hacia la maquina de café expresso. Se quedó mirando por mucho tiempo a su pálido padre, al azar los hombros peludos, movía sus pies y hacia ruidos “hmmm” en el papel.
—¿Papá? —su voz se quebró ligeramente.
—¿Mmmm?
Aria se apoyó en la isla tallada de piedra.
—¿Pueden los fantasmas enviar mensajes de texto?
Su padre levantó la vista, sorprendido y confuso.
—¿Qué es un mensaje de texto?
Metió la mano en una caja abierta de “Frosted Mini Wheats” y sacó un puñado.
—No importa.
—¿Estás segura? —preguntó Byron.
Se mordió el labio nerviosamente. ¿Qué es lo que quería preguntar? ¿Está un
fantasma enviándome mensajes? Pero vamos, lo sabía.
De todos modos, no sabía porque el fantasma de Ali volvería a hacerle esto a ella.
Era como si quisiera venganza, ¿pero eso era posible?
Era como si quisiera venganza, ¿pero eso era posible?
Ali había sido genial el día que descubrieron a su padre en el coche, Aria había
huido de vuelta a la esquina y corrió hasta que tuvo que volver a caminar, ella
siguió caminando hacia su casa, sin saber que hacer consigo misma. Ali la abrazo por un largo tiempo.
—No lo diré —le susurró.
Pero al día siguiente, las preguntas comenzaron. ¿Tú conoces a esa chica? ¿Es una estudiante? ¿Tu padre se lo diría a tu mamá? ¿Crees que lo está haciendo con muchos estudiantes? Por lo general Aria podría tener la curiosidad de Ali e incluso burlarse del “chico raro” del grupo. Pero esto era diferente. Esto DOLÍA.
Así que los últimos días de escuela, antes de su desaparición, Aria evitaba a
Alison. Ella no había enviado su mensaje de “estoy aburrida” durante la Clase de Salud o ayudarla a limpiar su casillero. Y ciertamente no había hablado de lo
sucedido, estaba loca de que Ali fuera indiscreta como si fuera un chisme de
celebridad y no su vida, estaba loca porque Ali sabía. Periodo.
Ahora 3 años más tarde, Aria se preguntó quién debía realmente enloquecer con esto. En realidad no era Ali. Era su padre.
Ahora 3 años más tarde, Aria se preguntó quién debía realmente enloquecer con esto. En realidad no era Ali. Era su padre.
—Realmente no importa —Aria respondió a su padre, quien había estado
esperando pacientemente, bebiendo su café—. Sólo estaba durmiendo.
—Ok —respondió Byron incrédulamente.
Sonó el timbre. No era la canción de Green Day, era el típico bong bong, su timbre.
Su padre levantó la vista.
—Me preguntó si es para Mike —dijo—. ¿Sabias que una chica del Quaker School vino aquí a las 8:30 en busca de él?
—Ya yo voy —dijo Aria. Ella abrió la puerta de la entrada lentamente, pero era
solamente Emily Fields del otro lado, su cabello rubio rojizo desordenado y sus
ojos hinchados.
—Hey —graznó Emily
—Hey —contestó Aria.
Emily hinchó sus mejillas con aire, su viejo hábito cuando estaba nerviosa. Se
quedó allí por un momento, entonces, dijo.—Debería irme. —Y empezó a girar.
—Espera —Aria la tomó por el brazo—. ¿Qué? ¿Qué está pasando?
Emily se detuvo.
—Umm... está bien… pero esto va a sonar extraño.
—Está bien. —El corazón de Aria empezó a latir con fuerza.
—Yo estaba pensando en lo que decías ayer en la fiesta. Acerca de Ali. Me estaba preguntando... ¿Ali nunca les contó algo sobre mí? —dijo Emily en voz baja. Aria se apartó el cabello de sus ojos.
—¿Qué? —dijo Aria en voz baja—. ¿Recientemente?
Emily puso los ojos como platos.
—¿Qué quieres decir con recientemente?
—Yo…
—En séptimo grado —interrumpió Emily—. Ella dijo… algo de gustos… ¿algo
sobre mí en séptimo grado? ¿Lo estaba diciendo a todo el mundo?
Aria parpadeo. En la fiesta de ayer cuando vio a Emily, había querido más que
nada decirle acerca de los mensajes de texto.
—No —respondió lentamente Aria—. Ella nunca habló a tus espaldas.
—Oh —Emily se quedó mirando al suelo—. Pero yo... —comenzó.
—Eh estado recibiendo esto… —dijo Aria al mismo tiempo.
Entonces, Emiliy miró más allá de ella y sus ojos acabaron por callarse.
—La señorita Emily Fields. ¡Hola!
Aria se volvió. En la sala estaba Byron. Por lo menos traía una bata de baño a rayas.
—No te he visto en años —dijo Byron.
—Sí —Emily hinchó sus mejillas de nuevo—. ¿Cómo está Sr. Montgomery?
Frunció el ceño.
—Por favor. Ya tienes edad suficiente para llamarme Byron. —Se rascó la barbilla con el borde superior de la taza de café—. ¿Cómo es tu vida? ¿Buena?
—Absolutamente —Emily parecía que estaba a punto de llorar.
—¿Necesitas algo de comer? —preguntó Byron—. Te ves con hambre.
—Oh no, gracias, yo… yo creo que en realidad no dormí bien.
—Ustedes chicas —negó con la cabeza—. ¡Nunca duermen! ¡Siempre le digo a Aria que necesita 11 horas, necesitara todo un banco de sueño, para cuando llegue a la Universidad y tenga todas esas fiestas toda la noche! —Empezó a subir las escaleras del segundo piso.
Tan pronto como él se perdió de vista, Aria se volvió de nuevo alrededor.
—Es tan… —empezó. Pero, entonces, se dio cuenta de que Emily estaba en medio de su jardín, en camino a su bicicleta—. ¡Hey! —la llamó—. ¿Adónde vas?
Emily levantó su bicicleta de la tierra.
—No debería haber venido.
—¡Espera! ¡Vuelve! Yo… ¡Yo necesito hablar contigo! —Aria gritó.
Emily se detuvo y levantó la vista. Aria sentía sus palabras como un enjambre de abejas en su boca. Emily parecía aterrorizada.
Pero de repente Aria estaba demasiado asustada para preguntar. ¿Cómo iba a
hablar acerca de los mensajes de “A” sin mencionar su secreto? Todavía no quería que nadie lo supiera. Especialmente con su mamá sólo a un piso arriba.
Entonces, pensó en Byron con su bata de baño y lo incomoda que Emily parecía a su alrededor en este momento. Emily había preguntado. ¿Te dijo Alison algo sobre mí en séptimo grado? ¿Por qué preguntaría algo así?
A menos que... Aria se mordió la uña del meñique. ¿Qué pasa si Emily ya sabía el secreto de Aria?
Aria apretó su boca, paralizada.
Emily sacudió la cabeza.
—Nos vemos después —murmuró, y antes de que Aria pudiera recuperar su
compostura, Emily estaba pedaleando furiosa lejos del camino.
Capítulo 28: Brad y Angelina realmente se conocieron en
Señoras, descúbranlo por ustedes mismas!
La audiencia de Oprah aplaudió salvajemente, Hanna se hundió en
los cojines de su sofá café de cuero, observando el TiVo a distancia, sobre su
vientre desnudo. Se podría utilizar un poco de auto-descubrimiento en esta fría
mañana de sábado. La noche de ayer era bastante borrosa –como si hubiera pasado la noche sin su atención en ella– y tenía la cabeza palpitante.
¿Y si se trataba de algún tipo de animal? Ella había encontrado algunos envoltorios de dulces vacíos en su bolso. ¿Los había comido? ¿Todos ellos? Le dolía el estómago, después de todo, y parecía un poco hinchada. ¿Y por qué tenía un recuerdo de un camión de lácteos Wawa? Se sentía como un rompecabezas, excepto que Hanna estaba demasiado impaciente para puzzles – siempre atascada
con piezas que en realidad no encajan.
Sonó el timbre. Hanna se quejó, a continuación, salió del sofá, sin molestarse en arreglar su camiseta de color verde del ejército, a la cual había dado vuelta y prácticamente se le veía un seno.
Abrió la puerta de roble y luego la cerró de nuevo.
Whoa. Era la policía, el Sr. de abril. Er, Darren Wilden.
—Abre, Hanna.
Ella lo observó a través de la mirilla. Se quedó con los brazos cruzados, pareciendo lista para los negocios, pero tenía el pelo un desastre y no vio el arma en ningún lugar. ¿Y qué clase de policía trabaja a las 10 A. M. en un sábado por la mañana, tan despejada como ésta?
Hanna miró su reflejo en el espejo redondo en la habitación. Jesús. ¿El sueño deja marcas de la almohada? Sí. Ojos hinchados, ¿labios necesitando brillo?
Absolutamente. Rápidamente paso las manos por su cara, se apartó el pelo en una coleta, y se colocó las gafas de sol Channel. Luego abrió la puerta.
—¡Hey! —ella dijo brillante. —¿Cómo estás?
—¿Está en casa tu madre? —preguntó.
—No,—dijo Hanna coqueta. —Ella está fuera toda la mañana.
Wilden frunció los labios, subrayándola con la mirada. Hanna notó que Wilden
tenía una clara curita por encima de su ceja derecha. —Qué, ¿tu novia se enfadó contigo? — preguntó ella, apuntando a la misma.
—No… —Wilden tocó la curita. —Me golpee con el botiquín cuando me estaba
lavando la cara. —Él puso los ojos. —Yo no soy la persona más graciosa en la mañana.
Hanna sonrió. —Únete al club. Caí sobre mi culo anoche. Fue tan casual.
La expresión de Wilden fue repentinamente sombría. —¿Fue eso antes o después de robar el coche?
Hanna se apartó. —¿Qué?
¿Por qué Wilden estaba mirándola como si ella fuera la hija amorosa de unos extraterrestres?
—Hubo una denuncia anónima de que tu habías robado un coche —enunció
lentamente.
La boca de Hanna se abrió. —Yo… ¿Qué?
—¿Un BMW negro? ¿Que pertenencia a un señor Edwin Ackard? ¿Tú te estrellaste contra un poste de teléfono? ¿Después de beber una botella de Ketel One? ¿Algo te suena familiar?
Hanna empujó sus gafas de sol hasta la nariz. Espera, ¿qué estaba pasando? —Yo no estaba borracha la noche anterior, —ella mintió.
—Hemos encontrado una botella de vodka en el piso del lado del conductor en el coche — dijo Wilden. —Por lo tanto, alguien estaba borracho.
—Pero…—Hanna comenzó.
—Tengo que llevarte a la estación, —Wilden interrumpió, sonando un poco
decepcionado.
—Yo no lo robé, —chilló Hanna. —Sean -su hijo- ¡dijo que podía tomarlo!
Wilden enarcó una ceja. —¿Así que admites que lo estabas conduciendo?
—Yo —Hanna comenzó. Mierda. Dio un paso atrás en la casa. —Pero mi mamá ni siquiera está aquí. Ella no sabrá que me pasó. —Vergonzosamente, las lágrimas corrieron de sus ojos. Ella se dio la vuelta, tratando de no insultar.
Wilden cambió su peso incómodo. Parecía que no sabía qué hacer con las manos – en primer lugar las puso en los bolsillos, entonces se movió cerca de Hanna, a continuación, las retorcía juntas. —Oye, puedes llamar a tu madre desde la estación, ¿bien? —dijo. —Y yo no te pondré las esposas. Puedes subir al auto conmigo. —Volvió a su coche y abrió la puerta del pasajero para ella.
Una hora más tarde, se sentó en la estación de policía en el mismo asiento amarillo con forma de plásticos, mirando el mismo póster Chester County’Most Wanted, la mayoría del cartel de se busca, luchando contra la tentación de empezar a llorar otra vez. Ella acababa de dar un examen de sangre para ver si todavía estaba borracha de la noche anterior. Hanna no estaba seguro si lo estaba – ¿el alcohol permanecía en su cuerpo por tanto tiempo? Ahora Wilden estaba encorvado sobre su escritorio, que tenía las plumas Bic y un Slinky metálico. Se pellizcó palma de su mano con las uñas
Por desgracia, los acontecimientos de la noche anterior se habían fundido en su cabeza. El Porsche, el venado, la bolsa de aire. ¿Si Sean dijo que podía coger el coche? Lo dudaba, lo último que podía recordar es su pequeña autoestima por el discurso antes de que él la abandonara en el bosque.
—¿Hey, estabas en la batalla de las bandas de Swarthmore la última noche?
Un chico en edad de la universidad con un corte de pelo se sentó al lado de ella.
Llevaba arrancada una camisa de franela surfista, unos vaqueros salpicados de
pintura, y estaba sin zapatos. Tenía las manos esposadas.
—Um, no, —Hanna murmuró.
Se inclinó hacia ella, y Hanna podría oler su respiración. —Oh. Pensé que te vi allí. Era yo y bebí demasiado y empecé a aterrorizar a las vacas de alguien. ¡Es por eso que estoy aquí! ¡Yo estaba invadiendo!
—Me alegro por ti —respondió ella con frialdad.
—¿Cómo te llamas? —Él sonó sus puños.
—Um, Angelina. —Como el infierno que le iba a decir su verdadero nombre.
—Hey, Angelina, —él dijo. —¡Soy Brad!
Hanna esbozó una sonrisa por la forma en que esa línea era divertida.
En ese momento, la puerta delantera de la estación se abrió. Hanna lo tiró de
vuelta en su asiento y empujó sus gafas de sol hasta la nariz.
Genial. Era su mamá.
—He venido en cuanto lo oí, —la Sra. Marín le decía a Wilden.
Esta mañana, la Sra. Marín llevaba un simple suéter blanco con cuello te, unos
vaqueros de talle pequeño James, zapatillas abiertas Gucci y los exactos mismos tonos de Channel que Hanna estaba usando. Su piel radiante.
—Había estado en el spa durante toda la mañana —y su color rojo-oro en el pelo recogido, que estaba recogido en una coleta sencilla. Hanna entrecerró los ojos.
¿Su mamá había rellenado su sostén? Sus pechos parecían que pertenecían a otra persona.
—Voy a hablar con ella, — la Sra. Marín le dijo a Wilden en voz baja.
Luego se acercó a Hanna. Olía a Envoltura Corporal de algas. Hanna, sintió el
Ketel One que olía a certezas y waffles Eggo, trató de encogerse en su asiento.
—Lo siento —chilló Hanna.
—¿Te hicieron la prueba de sangre? —siseó.
Ella asintió con la cabeza tristemente.
—¿Qué otra cosa les dijiste?
—Nn-nada —balbuceó ella.
—Muy bien. Yo me encargaré de esto. Sólo silencio.
—¿Qué vas a hacer? —Ella susurró—.¿Está vez vas a llamar al padre de Sean?
—Dije que lo voy a manejar, Hanna.
Su madre se levantó del asiento de cubo de plástico y se inclinó sobre el escritorio de Wilden. Hanna arrancó de la cartera su paquete de emergencia de Twizzlers n- Peel. Tenía un par, no el paquete entero. Tenían que estar aquí, en alguna parte.
Cuando ella sacó los Twizzlers, sintió que su BlackBerry zumbaba. Hanna vaciló.
¿Y si era Sean, dejando un mensaje a través del correo de voz? ¿Y si era Mona?
¿Dónde demonios estaba Mona? Y si la hubiesen dejado ir al torneo de golf? Ella no había robado el coche, pero había venido adelante para el paseo. Que había que contarlo para algo.
Su BlackBerry mostraba algunas llamadas perdidas. Sean. . . seis veces. Mona, dos veces, a las 8 y 8:03 A. M. Había también algunos de los nuevos mensajes de texto:
un montón de niños en la fiesta, sin relación, y luego otro de una cantidad de
números que no reconocía. El estómago de Hanna se anudó.
Hanna: ¿Recuerdas el cepillo de dientes KATE? ¡Me lo imaginaba! —A
Hanna parpadeó. A, un húmedo sudor frío se reunió en la parte de atrás de su
cuello. Se sintió mareada. ¿El cepillo de dientes Kate?
—Vamos —dijo ella con voz temblorosa, tratando de reír. Ella levantó la vista a su madre, pero ella todavía estaba inclinada sobre el escritorio de Wilden, hablando.
Cuando estaba en Annapolis, después de que su padre le dijo a Hanna que era, en esencia, un cerdo, Hanna se disparó de la cena y corrió hacia el baño. Ella se metió en la sala, cerró la puerta, y se sentó en el inodoro.
Ella respiró hondo, tratando de calmarse. ¿Por qué no podía ser bella y graciosa y perfecta como Ali o Kate? ¿Por qué tenía que ser quien era, rechoncha, torpe y un caso perdido? Y ella no estaba segura de con quién estaba más enojada con su padre, Kate, ella misma, o... Alison.
Cuando se atragantó Hanna, enojada con ardientes lágrimas, se dio cuenta de la tres fotografías enmarcadas en la pared al otro lado de la taza del baño. Todos eran primeros planos de los ojos de alguien. Reconoció a su padre bizco, los ojos expresivos de inmediato. Y había es pequeña ‘v’, entre las cejas.
El tercer par de ojos eran grandes, embriagadores. Los miró como si fueran salidos de un anuncio de rimel Channel. Era evidente que era Kate.
Todos la estaban mirando.
Hanna se quedó mirándose en el espejo. Una carcajada flotaba desde el exterior. Su estómago se sentía como si hubiera roto por todas las palomitas de maíz que había comido. Se sintió tan enferma, ella sólo quería salir de allí, pero cuando ella se inclinó sobre el inodoro, no pasó nada. Las lágrimas rodaron por sus mejillas. Se
dio cuenta de un cepillo de dientes verde colocado en una taza de porcelana. Tuvo una idea.
Tardó diez minutos en obtener el valor suficiente para ponerlo en su garganta,
pero cuando lo hizo, se sintió mal – pero también mejor.
Ella empezó a llorar aún más difícil, pero también quería hacerlo otra vez. A
medida que disminuyó el cepillo de dientes atrás en su boca, la puerta del baño se abrió.
Era Alison. Sus ojos recorrieron a Hanna arrodillada en el suelo, el cepillo de
dientes en la mano. —Whoa, —ella dijo.
—Por favor, vete,—Hanna en voz baja.
Alison dio un paso en el baño. —¿Quieres hablar de ello?
Hanna la miró con desesperación. —¡Por lo menos cierra la puerta!
Alí cerró la puerta y se sentó en el borde de la bañera. —¿Cuánto tiempo has
estado haciendo esto?
Los labios de Hanna temblaban. —¿Haciendo qué?
Ali hizo una pausa, mirando al cepillo de dientes. Sus ojos se abrieron.
Hanna lo miró también. Ella no lo había visto antes, pero Kate estaba impresa en la superficie en letras blancas.
Sonó un teléfono en voz alta en la estación de policía y Hanna se estremeció.
¿Recuerdas el cepillo de dientes Kate? Alguien más se habría enterado del
problema alimenticio de Hanna, o podría haberla visto entrar en la estación de
policía, o incluso podría saber acerca de Kate. ¿Pero el cepillo de dientes verde?
Sólo había una persona que sabía de eso.
A Hanna le había gustado creer que si Ali estuviera viva, estaría estupefacta con ella, ahora que su vida era tan perfecta. Esa fue la escena que repite en su mente constantemente – Ali impresionada por su tamaño de pantalones vaqueros. Ali sorprendida por los labios con brillo Channel. Ali felicitando a Hanna sobre la forma en que había planeado la fiesta en la piscina perfecta.
Con las manos temblorosas, Hanna escribió: ¿Es ésta Alison?
—Wilden,—gritó un policía. —Te necesitamos en la retaguardia.
Hanna levantó la vista. Darren Wilden se levantó de su escritorio, excusándose de la madre de Hanna. En cuestión de segundos, el lugar entro en plena acción. Un coche de policía salió volando del estacionamiento, tres más seguidos. Los
teléfonos sonaron como maníacos; cuatro policías corrían por la habitación.
—Parece que algo grande, —dijo Brad, el delincuente borracho sentado a su lado. Hanna se estremeció –se había olvidado que él estaba allí.
—¿La escasez de esposas? —preguntó ella, tratando de reír.
—Más grande. —Movió las manos esposadas con entusiasmo. —Parece como algo muy grande.
MineHola! Mi nombre es Rocío y soy una gran fanáticxa de Pretty Little Liars, en dos semanas me leí todos los libros y en una semana vi todos los capítulos, ahora estoy contando los días para ver el episodio que se estrena el 3 de enero (subtitulado) 5 días!!
ResponderEliminarPero más que nada soy fanática de la pareja Ezria (Ezra y Aria) y he visto que hay muchos videos de ellos en la vida real pero están en ingles y no sé el idioma, me encantaría que pudieran subtitularlo, siempre visito esta buenisima página y sigo todos los consejos del look de Aria!!
Estaría muy feliz que tradujeran estos dos videos: http://www.youtube.com/watch?v=rcWd49JOwrA
http://www.youtube.com/watch?v=Z7Pgeq4ZEIM
Ojalá lean mi comentario y muchas gracias por su atención.
PLL PASION!!! (l)