jueves, 27 de diciembre de 2012

Club de Lectura (2x03)

¡Holaaa! Soy Delfi, una de las nuevas posteadoras de la página. Voy a estar a cargo del Club de Lectura, que a partir de este momento, retoma su actividad :) Se subirán cápitulos nuevos 3 días a la semana: Martes, Jueves y Sábados



Esta vez, te traemos el capítulo 3 del libro Flawless
Si no leíste el capítulo anterior, lo podés leer aquí
Para empezar con la lectura, hacé clic en Más Información.





Capítulo 3: ¿Hay alguna hoja de inscripción a los Amish en alguna parte?

Emily Fields se paró frente a la Posada Gray Horse, un edificio de piedra desmoronándose que solía ser un Revolucionario hospital en la Guerra.
Los actuales dueños convirtieron sus pisos superiores en una posada para los clientes-ricos-de-fuera-de-la-ciudad y servían café orgánico en el salón de recepción. Emily miró a través de las ventanas de la cafetería para ver a algunos de sus compañeros y sus familias comer bagels de salmón ahumado, aplastados sándwiches italianos, y enormes ensaladas Cobb. Todo el mundo debe haber tenido el deseo de comer su desayuno tardío después de la funeraria.
—Lo lograste.
Emily se dio la vuelta para ver a Maya St. Germain apoyada en una maceta de terracota llena de peonías. Maya había llamado cuando Emily dejaba los columpios de Rosewood Day, pidiéndole que se encontraran. Como Emily, Maya seguía en su traje de funeraria- una corta, falda de pana negra plisada, botas negras, y un suéter negro sin mangas con un delicado encaje cosido en el cuello. Y también como Emily, parecía que Maya había luchado encontrando cosas de aspecto lúgubre y negras en la parte posterior de su armario.
Tristemente Emily sonrió. La casa a donde los St Germain se habían trasladado era la vieja casa de Ali. Cuando los trabajadores comenzaron a excavar en el medio terminado mirador de los DiLaurentis para dar paso a la pista de tenis de los St Germain, descubrieron el cuerpo descompuesto de Ali debajo del hormigón. Desde entonces, camionetas, coches de policía, y curiosos rondaban la propiedad 24 /7. 
La Familia Maya se refugiaba aquí en la posada hasta que las cosas se calmaran.
—Hey —Emily miró alrededor—. ¿Están tus parientes tomando su desayuno tardío?
Maya negó con gruesos rizos de color negro pardusco. 
—Fueron a Lancaster. Para volver a la naturaleza o algo. Honestamente, creo que han estado en estado de shock, así que tal vez la vida sencilla les hará algo de bien.
Emily sonrió, pensando en los padres de Maya Tratando de compartir con los Amish en el oeste del pequeño municipio de Rosewood.
—¿Quieres venir a mi habitación?— Maya le preguntó, levantando las cejas.
Emily tiro de ella su falda-sus muslos se veían musculosos por la natación- y se detuvo. Si la familia de Maya no estaba aquí, estarían solas. En una habitación. Con una cama.
Cuando Emily conoció a Maya, se había estado mentalizando. Había suspirado por una amiga que pudiera reemplazar Ali. Ali y Maya eran muy similares en muchas maneras, las dos eran audaces y divertidas, y parecían ser las dos únicas personas en el mundo que entendían a la verdadera Emily. Que tenían algo más en común: Con las que Emily se sentía diferente a su alrededor.
—Vamos —Maya se volteó para entrar. 
Emily no estaba segura de que más hacer, aparte de seguirla. Ella siguió a Maya a través de las chirriantes escaleras sinuosas de la posada a su dormitorio temático -1776-. Olía a lana humedad. Tenía pisos de madera de pino, era inestable, con una cama matrimonial con dosel con una loca manta gigante en la parte superior, y un artilugio desconcertante en la esquina que parecía una mantequera
—Mis padres nos consiguieron a mi hermano y a mí habitaciones separadas—. Maya se sentó en la cama con un chirrido.
—Eso está bien —Emily respondió, posándose en el borde de una silla desvencijada que probablemente había pertenecido a George Washington.
—Entonces, ¿cómo estás? —Maya se inclino hacia ella—. Dios, te vi en el funeral. Tú lucias... devastada—los ojos color avellana de Emily se llenaron de lágrimas.
Ella estaba devastada acerca de Ali. Emily había pasado los últimos tres años y medio con la esperanza de que Ali se presentaba en su porche un día, sana y brillante como siempre.
Y, cuando ella comenzó a recibir las notas de A, estaba segura que Ali estaba de vuelta. ¿Quién más podría saberlo? ahora, Emily sabía que Ali se había ido realmente. Para siempre. Además de eso, alguien conocía sus mas ocultos secretos, que había estado enamorada de Ali y que sentía lo mismo por Maya. Y tal vez alguien sabía la verdad sobre lo que le habían hecho a Jenna, también.
Emily se sintió mal, se negaba a contarles a sus viejas amigas acerca de lo que decía la nota de A. Era sólo... que No podía. Una de las notas había sido escrita en una vieja carta de amor que expresaba lo que ella sentía por Alí. Lo irónico era que ella "podría” hablar con Maya sobre lo que la nota decía, pero tenía miedo de decirle a Maya sobre “A”. 
—Creo que estoy en shock —finalmente respondió, sintiendo un dolor de cabeza adelantarse—Pero, además... es que estoy cansada. Maya se quitó las botas. 
—¿Por qué no tomas una siesta? No te vas a sentir mejor solo sentada en ese intento de silla.
Emily envolvió sus manos alrededor de los brazos de la silla. 
—Yo…
Maya dio unas palmaditas en la cama. 
—Parece que necesitas un abrazo.
Un abrazo se sentiría bien. Emily se apartó el pelo rubio-rojizo de su cara y se sentó en la cama junto a Maya. Sus cuerpos se mezclaban uno con el otro. Emily podía sentir las costillas de Maya a través de la tela de su camisa. Era tan pequeña, Emily podría probablemente recogerla y girarla a su alrededor.
Ellas se alejaron, unas pocas pulgadas mirándose la una a la otra a la cara. Las pestañas de Maya eran negro carbón, y tenía motas diminutas de dorado en su iris.
Poco a poco, Maya inclino hacia arriba la barbilla de Emily. Ella la besó suavemente en primer lugar. Luego más duro. Emily sintió el silbido familiar de emoción a medida que la mano de Maya reescribía sobre el borde de la falda de Emily. De repente, la alcanzó debajo de ella. Sus manos se sentían frías y sorprendentes. Los ojos de Emily se abrieron de un tiro y ella se apartó.
Las cortinas blancas con volantes en la sala de Maya estaban abiertas, y Emily podía ver el Escalade, Mercedes, y los híbridos Lexus en el estacionamiento. Sarah Islington y Taryn Orr, dos chicas del grado de Emily salían del restaurante, seguidas por sus padres. Emily se agachó. Maya se echó hacia atrás. 
—¿Qué tiene de malo?
—¿Qué estás haciendo? —Emily se desabrochó la falda cubriéndose con la mano.
—¿Qué te parece que estoy haciendo? —Maya sonrió. Emily miró a la ventana.
Sarah y Taryn se habían ido.
Maya se sacudía de arriba abajo en el crujiente colchón de la cama. 
—¿Sabías que hay una cosa de caridad llamada el baile Foxy el sábado?
—Sí —todo el cuerpo de Emily latía.
—Creo que debemos ir —continuó Maya—. Suena divertido.
Emily frunció el ceño. 
—Los boletos cuestan $ 250. Tú tienes que ser invitada.
—Mi hermano consiguió boletos. Suficientes para las dos —Maya se acercó más a Emily—.¿Quieres ser mi cita?
Emily salió disparada de la cama. 
—Yo... —dio un paso hacia atrás, tropezando en la enganchada alfombra resbaladiza. Mucha de la gente del Rosewood Day iría al Foxy. Todos los chicos populares, los atletas, todos... todo el mundo
—Tengo que ir al baño.
Maya parecía confundida. 
—Está por allá.
Emily cerró la torcida puerta del baño. Se sentó en el inodoro y se quedó mirando la pintura en la pared, era una mujer Amish con un sombrero y un vestido a los tobillos. Tal vez era una señal. Emily estaba siempre en busca de signos que la ayudaran a tomar decisiones- en su horóscopo, en galletas de la fortuna, como esas cosas al azar. Tal vez esta imagen quería decir, que debía ser como los Amish. ¿No eran castos de por vida? ¿Sus vidas corrían exasperantemente simples? ¿No quemaban en la hoguera a las niñas a las que les gustaban otras chicas? Y entonces su teléfono sonó.
Emily lo sacó de su bolsillo y se preguntó si era su madre queriendo saber dónde estaba Emily. La Sra. Fields estaba menos que contenta de que Emily y Maya fueran amigas porque era, posiblemente racista. Imaginando si su mamá supiera en lo que estaban hasta ahora.
El Nokia de Emily parpadeó, Un nuevo mensaje de texto. Hizo clic en LEER.

¡Em! Aún disfrutando de los mismos tipos de "actividades" con tus mejores amigas, ya veo. Aunque la mayoría de nosotras ha cambiado totalmente, ¡Es bueno saber que sigues siendo la misma! ¿Vas a decirles a todos acerca de tu nuevo amor? ¿O lo haré yo? -A

—No —murmuró Emily.
Hubo un repentino zumbido detrás de ella. Saltó, chocando su cadera con el fregadero. Era que alguien tiro de la cadena en la siguiente habitación. Luego hubo algunos murmullos y risitas. Que parecían venir del desagüe del fregadero.
—¿Emily? —llamó Maya—. ¿Todo bien?
—Uh... bien —Emily graznó. Ella se miró en el espejo. Sus ojos muy abiertos y huecos, y su cabello rojizo-rubio estaba despeinado. Cuando finalmente salió del baño, las luces dormitorio estaban apagadas y dibujaba los tonos. 
—Psssst —Maya llamó desde la cama—.
Ella estaba seductoramente acostada de lado. Emily miró alrededor. Estaba bastante segura de que Maya no había cerrado aún la puerta. Todos esos chicos Rosewood comían la planta baja su desayuno...
—No puedo hacer esto —espetó Emily.
—¿Qué? —los deslumbrantes dientes blancos de Maya brillaban en la penumbra.
—Somos amigas —Emily se aplasto contra la pared—. Me gustas.
—Me gustas, también —Maya se pasó una mano sobre un brazo desnudo.
—Pero es todo lo que podemos ser en este momento —Emily aclaró—. Amigas.
La sonrisa de Maya desapareció en la oscuridad.
—Lo siento —Emily empujó rápidamente sus mocasines, poniéndolos en su pie derecho y luego el izquierdo.
—Esto no significa que tengas que irte —Maya dijo en voz baja.
Emily la miró cuando llegó al picaporte. Sus ojos ya estaban ajustados a la luz, y ella podía ver que Maya estaba desilusionada y confundida, y... y hermosa. 
—Debo irme —Emily murmuró—. Llego tarde.
—¿Tarde para qué?
Emily no respondió. Se volvió hacia la puerta. Maya, como sospechaba no se había molestado en cerrarla.

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