martes, 19 de febrero de 2013

Club de Lectura (2x26)

Te dejamos un nuevo capítulo del libro Flawless, el capítulo 26.
Si te perdiste el capítulo anterior lo podés leer aquí.
Para comenzar con la lectura, hacé clic en Más Información.



Capítulo 26: Al menos ella no tiene que cantar de apoyo.

Para la hora en que Spencer y Andrew llegaron a Foxy, el lugar estaba lleno. La fila para aparcar era de veinte coches de largo, los que no habían sido invitados se apiñaban alrededor de la entrada, y la carpa principal estaba atestada con niños en las mesas, alrededor del bar, y en la pista de baile.
Mientras Andrew hacía su camino de regreso de la mesa de las bebidas, Spencer revisó su teléfono otra vez. Todavía no había llamadas de Wren. Paseó por el suelo de mármol con diseño en forma de cruz del comedor, preguntándose porque estaba aquí. Andrew la había venido a recoger, y, a pesar de toda su ansiedad, Spencer había puesto sus habilidades del club de drama en uso engañando a su familia haciéndoles creer que ellos eran pareja— dándole a Andrew un pequeño beso cerca de sus labios cuando lo vio, aceptando sus flores con gracia, posando para una foto, presionando su mejilla contra la de él. Andrew había lucido vertiginosamente aturdido, lo que la ayudó más con toda la artimaña.
Ahora no tenía uso para él, pero desafortunadamente él no sabía eso. Seguía presentando a Spencer a todos—personas que ambos conocían- como su cita. Lo que realmente quería hacer era ir a una habitación tranquila y pensar.
Necesitaba aclarar lo que ese policía, Wilden, sabía, y lo que no. Si Toby era “A” y el asesino de Ali, no andaría hablando con la policía. ¿Pero y si Toby no era “A”… y “A” le había dicho algo a la policía?
—Creo que están preparando un karaoke —Andrew señaló hacia el escenario.
Sin duda, alguna chica estaba cantando a todo pulmón “Sobreviviré.”
—¿Quieres cantar algo?
—Creo que no —dijo Spencer con inquietud, jugueteando con el alfiler de su ramillete. Miró alrededor por quinceava vez en busca de sus viejas amigas, esperando que aparecieran. Sentía que tenía que advertirles sobre Toby—y el policía. “A” le había dicho que no lo hiciera, pero tal vez podría hacerlo en código.
—Bueno, ¿tal vez quieras cantar una conmigo? —la engatusó Andrew.
Spencer se volteó hacia él. Andrew lucía igual que uno de los perros rastreros rogando por las sobras de la mesa.
—¿No acabo de decir que no quería?
—Oh —Andrew jugueteó con su corbata con estampada de cachemira—. Disculpa.
Al final, estuvo de acuerdo en cantar el respaldo de “Dirrty” de Christina Aguilera —tan estúpido que el inmaculado Andrew eligiera cantar esa canción—porque era más fácil de esa manera. Ahora Mona Vanderwaal y Celeste que—cual fuera su apellido—iba a la escuela Quaker—estaban sobre el escenario cantando “Total Eclipse of the Heart”.
Parecían borrachas, sosteniéndose de los brazos la una a la otra para equilibrarse, y dejando caer repetidamente sus mini bolsos de gamuza al piso.
—Vamos a hacerlo mucho mejor que ellas —dijo Andrew. Estaba de pie demasiado cerca. Spencer sentía su cálido aliento de chicle de menta Orbit y se le pusieron los pelos de punta. Wren respirando pesadamente sobre su cuello era una cosa, pero Andrew era una completamente diferente. Si no conseguía un poco de aire en ese momento, quizás se desmayaría.
—Regresaré —le murmuró a Andrew, y anduvo a tientas hacia la puerta.
Tan pronto como pasó por las puertaventanas de la terraza, su teléfono vibró. Se estremeció. Cuando miró hacia la pantalla LED, su corazón se alzó. Wren.
—¿Estás bien? —dijo Spencer cuando contestó—. ¡Estaba tan preocupada!
—Dejaste veinte mensajes —respondió Wren—. ¿Qué pasa?
Spencer podía sentir el estrés abandonándola y sus hombros relajándose.
—Yo… no había escuchado de ti, y pensé… ¿Por qué no revisabas tu buzón de voz?
Wren se aclaró su garganta, sonando un poco incómodo.
—Estaba ocupado. Eso es todo.
—Pero pensé que estabas…
—¿Qué? —dijo Wren, con una especie de risa—. ¿En un surco? Vamos, Spence.
—Pero… —Spencer se detuvo, tratando de descifrar cómo explicarlo—. Simplemente tenía una extraña sensación.
—Bueno, estoy bien —Wren se detuvo—. ¿Tú estás bien?
—Sí —respondió Spencer, sonriendo un poco—. Quiero decir, estoy aquí en mi muy lamentable baile, como mi muy lamentable cita, y hubiera preferido estar contigo, pero estoy mucho mejor ahora. Estoy feliz de que estés bien.
Cuando colgó, estaba tan aliviada, que quería correr y besar a una persona al azar en la terraza—como Adriana Peoples, la chica de un colegio Católico que estaba sentada sobre la estatua de Dionisio, fumando un porro. O Liam Olsen, el jugador de hockey sobre hielo que estaba toqueteando a su cita. O Andrew Campbell, que estaba de pie detrás de ella, luciendo acongojado e inútil.
Cuando el cerebro de Spencer registró que Andrew era, bueno, Andrew, su estómago se apretó con fuerza.
—Uhm, hey —dijo titubeando—. ¿Hace… hace cuánto que estás ahí?
Pero por la deprimida mirada sobre el rostro de Andrew, Spencer comprendió que había estado ahí por el tiempo suficiente.
—Escucha —dijo, suspirando. También debía cortar esto de raíz—. La verdad es, Andrew, que espero que no creas que va a pasar algo entre nosotros. Tengo novio.
Al principio, Andrew parecía confundido. Luego herido, luego avergonzado, luego furioso. Las emociones pasaron tan rápidamente sobre su rostro, que era como ver un atardecer en una fotografía por un lapso de tiempo.
—Lo sé —dijo, señalando a su Sidekick—. Escuché tu conversación.
Desde luego que lo hiciste.
—Lo siento —respondió Spencer—. Pero…
Andrew levantó su mano para detenerla.
—Entonces ¿por qué me trajiste a mí y no a él? ¿Es algún chico con el que tus padres no quieren que salgas? Así que viniste conmigo, ¿creyendo que los tendrías completamente engañados?
—No —dijo rápidamente Spencer, sintiendo una punzada de molestia. ¿Era tan transparente, o Andrew simplemente era un adivino con suerte?—. Es… es difícil de explicar. Pensé que podríamos divertirnos. No quería lastimarte.
Un mechón de cabello cayó sobre los ojos de Andrew.
—Me podrías haber engañado.
Se fue hacia la puerta.
—¡Andrew! —gritó Spencer—. ¡Espera!
Mientras lo observaba desaparecer a través de la multitud de chicos, se sintió inundada por una molesta sensación fría. Definitivamente había escogido al chico equivocado como su falsa cita. Habría sido mejor venir con Ryan Vreeland, quien aún estaba en el closet o Thayer Anderson, que estaba demasiado metido en el baloncesto como para salir seriamente con las chicas.
Corrió hacia la tienda principal y miró alrededor; al menos le debía a Andrew una disculpa. Todo el lugar estaba alumbrado con velas, sin embargo, así era difícil encontrar a alguien. Sólo podía distinguir a Noel y la chica de la escuela Quaker sobre la pista de baile, bebiendo furtivamente de la petaca de bolsillo de Noel. Naomi Zeigler y James Frees estaban sobre el escenario, cantando alguna canción de Avril Lavigne que Spencer no podía soportar. Mason Byers y Devon Arliss se inclinaron para besarse. Kirsten Cullen y Bethany Wells susurraban en la esquina.
—¿Andrew? —lo llamó.
Entonces Spencer advirtió a Emily a través de la habitación. Vestía un vestido rosado sin tirantes y tenía una pashmina rosa sobre sus hombros. Spencer dio unos pasos hacia ella, pero luego notó a su cita de pie a su lado, su mano sobre su brazo. Sólo cuando Spencer entrecerró sus ojos para conseguir una mejor vista, el chico giró su cabeza y la vio. Tenía unos oscuros ojos azules como tela de jeans, exactamente del mismo color que habían sido en su sueño. Spencer jadeó y retrocedió.
Apareceré cuando menos lo esperes.
Era Toby.

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